11.8.10

Una historia real cada semana

Antes de leer las Historias Reales, te invitamos a que leas el apartado "Qué es Gracias Messenger?". Recordá que cada semana se agregará una nueva historia "real". Las mismas fueron recopiladas a través del tiempo y corresponden a relatos propios y de hombres y mujeres como vos, quienes han vivido las más apasionantes aventuras. Adelante... pasá y conocé este maravilloso mundo.

Las Historias
1) Mirame a la cara...
 
Les voy a relatar mi primera experiencia de contacto. Así como la primera novia o el primer amor, les aseguro que uno jamás olvida su primer encuentro real nacido de Internet.
 
Cierto día me inscribí en el servicio de “Busca tu Pareja” de Terra, en Argentina. Busqué algunas mujeres de mi ciudad y les envié mensajes queriendo conocerlas. A los pocos días, tenía varias respuestas recibidas. Una de ellas me invitaba a chatear en el servicio de Chat de UOL. Vía email combinamos la hora y así lo hicimos. Comenzamos a charlar y a conocernos. Hablamos de gustos, nuestra vida, deseos, amores pasados y nuestras familias.
 
Nos encontrábamos en el chat para charlar hasta que un día le propuse conocernos personalmente. Ella accedió sin problemas, pero me dijo que deseaba aclarar algo importante sobre su persona que aún no había tenido el coraje de decirme.
 
Realmente me sorprendí. Pensé cientos de confesiones posibles.
 
Le escribí: “Bueno, decime... te escucho atentamente”. Y ella respondió: “Justamente yo no. Yo no puedo escucharte porque soy sordomuda. Espero que no te moleste”.
 
Me quedé inmóvil frente a la pantalla. Atónito. Sonreí. Pité mi cigarrillo. Creo que en ese momento muchas cosas cruzaron por mi cabeza. Sobre todo la idea de que una chica sordomuda no sería muy exigente en relación a los hombres. Entendí que mis lados más oscuros decían en voz baja “Vamos, será una buena experiencia”.
 
Al instante le escribí “Bueno, realmente no me importa mucho eso. Por lo que te he conocido, me agradas aunque no me escuches.” Ella luego prosiguió explicando que era sordomuda pero podía leer los labios y apenas escuchar algunos sonidos gracias a 2 potentes audífonos que tenia en sus oídos. Podía hablar pero no le era posible escucharse exactamente.
 
Me preguntó entonces si de todas maneras quería encontrarme con ella. Le dije que si y fue cuando me pidió que la llamara a su teléfono particular.
 
Teléfono? –dije yo pensando con sorpresa.
Si - contestó ella- Llámame y hablaremos a través de mi hermana, ella será nuestra interlocutora. A los pocos minutos ahí estaba yo, llamando por teléfono a una sordomuda para hablar con ella a través de su hermana.
 
Mientras marcaba su número, me preguntaba qué estaba haciendo!!! Hablé con su hermana, nos reímos juntos de la situación y, actuando de nexo entre nosotros, me dijo que nos encontraríamos en el café que estaba a 2 cuadras de su casa a las 3 de la tarde del día siguiente.
 
Ese día salí de mi trabajo y fui hasta el café que habíamos pautado. Recuerdo que me inundaba una rara sensación de curiosidad y nervios. De morbo y de aire superado. De deseo y de rechazo ante tan extraña situación. Llegué al lugar. Estacioné el automóvil y observé antes de bajarme que ella estaba parada en la puerta. Era tal como se había descripto: Rubia, ojos celestes, tez muy blanca, delgada, de buen cuerpo y rasgos arios.
 
Me bajé del automóvil y camine hacia ella sonriendo. Los dos notamos nuestros nervios. Nos saludamos y la invité a ingresar al café. Una cafetería muy bonita de estilo europeo en la que sirven un delicioso café y confituras muy variadas. Allí escuché por primera vez su voz: una voz entre nasal y gutural, con modulación pero con un timbre inhumano. Supuse, y comprendí, que los mudos que podían hablar sin escucharse presentaban esa voz.
 
Demás esta decir que la situación fue muy extraña. Mi primer encuentro con una mujer gracias a la Internet y era sordomuda..! Por Dios...! Qué estoy haciendo aquí...!!
 
Nos sentamos a la mesa a beber café. Recuerdo que no podía hablar y voltear o bajar mi cabeza, ya que ella perdía la visión de mis labios y eso le impedía seguir el hilo de la conversación. “Mírame a la cara cuando hablas”, decía ella. Hablamos bastante, nos reímos de temas intrascendentes y coqueteamos mutuamente. Nuevamente mi conciencia se preguntó: Que estoy haciendo aquí...!! Mientras tanto, escuchaba su voz metálica modulando palabras con mucho esfuerzo y observaba en sus orejas dos enormes audífonos color marfil camuflados cuidadosamente entre su pelo. Realmente yo no tenía intenciones de comportarme como un Don Juan ante una mujer así. Un sentimiento de compasión, amalgamado con piedad y ternura me invadieron. Entre líneas, pero claramente, explicó sus deseos de conocer a un hombre para estar de novios, enamorarse, casarse, formar una familia y tener hijos. Esa era su meta. Pero no la mía.
 
Luego de una hora de charla, miré el reloj y le dije que debía volver a mi trabajo. Creo que con el correr de la conversación, ella entendió el mensaje tácito de mis miradas, mis silencios y mi escasa predisposición. No nos dijimos nada. Quedamos en comunicarnos por email y combinar para tomar algo de noche o salir a bailar.
 
Nunca más nos vimos. Nunca más hablamos. Nunca más la escuché.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Jajaja copada esta historia.Muy bueno el blog!

Anónimo dijo...

ah bueno esto se esta poniendo jugoso. Yo tengo muchas histoirias asi como las publico?

alexrezn6 dijo...

Que buena historia, me ha encantado. La comparto por Messenger