LOS SIGUIENTES ARTÍCULOS SON EXCLUSIVOS Y PROPIEDAD DE "GRACIAS MESSENGER". DE SER UTILIZADOS, SE DEBERÁ CITAR LA FUENTE.
LOS NICKS y LOS EMAILS.
Nadie es quien dice ser. O tal vez si.
En Internet, los nombres de las personas no son nombres, sino “Nicks” o “ Nicknames”.
En las salas de chat, por ejemplo, escasas son las personas que utilizan su verdadera gracia. Por el contrario, vemos nombres extraños que pueden involucrar letras y números. Y existe una clara razón por la cual los navegantes adoptan esta postura: garantizarse el anonimato.
Es el anonimato uno de los atributos que más debemos valorar de Internet. Según se advierte, puede uno convertirse en un amante desconocido, inscribirse en páginas socialmente cuestionadas o bien ofrecerse en sitios de búsqueda de parejas reconocidos.
Por eso es que, tanto en las direcciones de email, chats, sitios de búsqueda de pareja o cualquier página en donde debamos colocar un nick, nos encontramos con apelativos que no guardan relación con el nombre original del navegante.
En honor al anonimato buscado, la mayoría de las personas poseen un email “formal”, el cual sí responde a su nombre y apellido, o bien, es lo más cercano posible. Yo denomino a éste el “email respetable”. Tal dirección de correo es la que utilizan para comunicarse con sus cónyuges, familiares, novias, algunos amigos y ciertas relaciones laborales. Lo emplean para las suscripciones a sitios temáticos, newsletters, páginas técnicas y de periódicos digitales.
Pero, paralelamente, también cuentan con su dirección de email “informal”. Un email en donde el nombre de la persona no existe. Jamás podríamos saber a quién pertenece. Denominaciones extrañas basadas en una fórmula personalísima de darse a conocer. Conjugaciones de letras y números, personajes de la mitología griega, iniciales seguidas de fechas de nacimiento o apodos extravagantes, constituyen lo que yo denomino el "email pirata”.
Este “email pirata” es el que hombres y mujeres adoptan para sus travesuras. Para hacer lo prohibido. Con éste correo se inscriben en todos los sitios en los que, si lo hicieran con sus nombres reales, correrían serio peligro de ser reconocidos socialmente.
Este es el email que nos permite navegar y navegar por los sitios más bizarros sin problemas. Nos da vía libre para ser quienes querríamos ser. Para adoptar un disfraz perfecto. Y, además, nos regala la mágica sensación de entrar y salir de vidas ajenas sin ser reconocidos.
Prácticamente todos los navegantes se aprovechan de estas dos posibilidades: un email respetable y un email pirata. Si conocemos a alguien en un chat, es el email pirata el que le proporcionamos para que nos autorice en el Messenger. Si queremos mantener contacto con nuestra novia o familiares, será el email formal el que evocaremos. Es la única manera de mantener indemne nuestra imagen frente a la inmensa cantidad de navegantes que hoy tiene la red.
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SI LLEGA EL AMOR... QUÉ PASA CON EL MESSENGER ?
Existe una Ley que desearía aplicar en este apartado. Es la ley de Allen. Y ella dice: “Casi en todo es más fácil entrar que salirse”. Les convido un ejemplo para pensarlo.
Ella busca un hombre ingresando en un chat o inscribiéndose en sitios de búsqueda de parejas. Él hace lo mismo. Se remiten besos virtuales y finalmente hacen contacto. Se pasan sus emails y se encuentran en Messenger para dialogar.
Los dos saben que, a través del tiempo y por las circunstancias de la vida, están en la misma búsqueda. Los dos ya se han visto inscriptos en sitios similares buscando casi lo mismo. Sus nicks les resultan conocidos y repetidos en varias páginas. Hasta las fotos del otro recuerdan.
Conversan por Messenger. Hacen una cita y se ven personalmente. Salen varias veces. Se sienten a gusto. Construyen una mínima relación formal que es prácticamente un noviazgo.
Pero hoy, en este presente que ambos viven, no pueden dejar de preguntarse si la otra persona seguirá tratando de conocer gente por la red o si arrastra un pretendiente cibernético del pasado.
Ambos navegan a diario y observan que la otra persona continúa inscripta en los mismos sitios de búsqueda de pareja a través de los cuales llegaron a conocerse. Por lo cual, supone que su novia o novio seguirá recibiendo invitaciones para salir de otros navegantes.
Pensemos. Si ya conseguí lo que buscaba, para qué quiero seguir buscando? Es difícil despegarse de un hábito que se practicó durante algún tiempo. Probablemente el hombre o la mujer que logra su objetivo y encuentra el amor, pondrá todo de sí para abocarse a su nueva pareja, a su nueva esperanza. Pero nadie puede negar que este es un período de prueba. Alguien querría borrarse tan rápido de los sitios en los que con tanto esfuerzo y tiempo nos dedicamos a ingresar?. Porque seamos sinceros: si esta relación no prospera, deberé repetir todo el proceso de inscribirme, colocar foto, validar mi email, etc, etc. Qué debo hacer…? Y qué debo exigir…?
A veces me pregunto cómo se sale de esto. Cómo se hace para darle garantías a la otra persona. Cómo borrar de un día para el otro todos los contactos que uno generó durante cierto tiempo. Cómo confiar en el otro si los dos conocen este sistema. Cómo hacer una vida normal sin caer en la tentación. Supongo que se debe plantear un cambio de hábitos individual y en la pareja. Y seguramente esto no resulta simple.
En principio, hay que avisarles a todos los demás que uno ya no esta disponible. En los sitios de búsqueda de pareja, podemos dar de baja nuestra ficha o bien, modificar lo que dice la presentación con frases como “Ya encontré lo que buscaba!!!”. Este proceder es muy sencillo.
Y si uno quiere erradicar por completo la tentación mutua y ajena, debe hacer lo que nunca hubiera hecho. Hay que abrir el Messenger y eliminar a esos contactos con los que uno podría flaquear o con los que tal vez podría suceder algo.
Si encuentras al amor de tu vida o un lindo noviazgo a través de la red, es aconsejable alejarse del chat o el Messenger por un tiempo. El tiempo forzoso para darse cuenta que es preferible plasmar toda nuestra energía en esta oportunidad -sea hombre o mujer- la cual durante tanto tiempo buscamos. Esa es la forma de construir una relación sólida y durable.
Por eso, si el amor toca a tu puerta a través del Messenger, te aconsejo que luego de darle las gracias, le des la espalda. Nada mejor que alejarse. Toda tu energía, tu tiempo, tu creatividad y entusiasmo, deberían orientarse hacia esta nueva relación. Pero no dejes de darle las gracias al Messenger. No te olvides, en su virtud, esta también el pecado.
La ley de Allen, es inexorable.
-------------------------------------------------------------------------------------------------------------LOS NICKS y LOS EMAILS.
Nadie es quien dice ser. O tal vez si.
En Internet, los nombres de las personas no son nombres, sino “Nicks” o “ Nicknames”.
En las salas de chat, por ejemplo, escasas son las personas que utilizan su verdadera gracia. Por el contrario, vemos nombres extraños que pueden involucrar letras y números. Y existe una clara razón por la cual los navegantes adoptan esta postura: garantizarse el anonimato.
Es el anonimato uno de los atributos que más debemos valorar de Internet. Según se advierte, puede uno convertirse en un amante desconocido, inscribirse en páginas socialmente cuestionadas o bien ofrecerse en sitios de búsqueda de parejas reconocidos.
Por eso es que, tanto en las direcciones de email, chats, sitios de búsqueda de pareja o cualquier página en donde debamos colocar un nick, nos encontramos con apelativos que no guardan relación con el nombre original del navegante.
En honor al anonimato buscado, la mayoría de las personas poseen un email “formal”, el cual sí responde a su nombre y apellido, o bien, es lo más cercano posible. Yo denomino a éste el “email respetable”. Tal dirección de correo es la que utilizan para comunicarse con sus cónyuges, familiares, novias, algunos amigos y ciertas relaciones laborales. Lo emplean para las suscripciones a sitios temáticos, newsletters, páginas técnicas y de periódicos digitales.
Pero, paralelamente, también cuentan con su dirección de email “informal”. Un email en donde el nombre de la persona no existe. Jamás podríamos saber a quién pertenece. Denominaciones extrañas basadas en una fórmula personalísima de darse a conocer. Conjugaciones de letras y números, personajes de la mitología griega, iniciales seguidas de fechas de nacimiento o apodos extravagantes, constituyen lo que yo denomino el "email pirata”.
Este “email pirata” es el que hombres y mujeres adoptan para sus travesuras. Para hacer lo prohibido. Con éste correo se inscriben en todos los sitios en los que, si lo hicieran con sus nombres reales, correrían serio peligro de ser reconocidos socialmente.
Este es el email que nos permite navegar y navegar por los sitios más bizarros sin problemas. Nos da vía libre para ser quienes querríamos ser. Para adoptar un disfraz perfecto. Y, además, nos regala la mágica sensación de entrar y salir de vidas ajenas sin ser reconocidos.
Prácticamente todos los navegantes se aprovechan de estas dos posibilidades: un email respetable y un email pirata. Si conocemos a alguien en un chat, es el email pirata el que le proporcionamos para que nos autorice en el Messenger. Si queremos mantener contacto con nuestra novia o familiares, será el email formal el que evocaremos. Es la única manera de mantener indemne nuestra imagen frente a la inmensa cantidad de navegantes que hoy tiene la red.
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SI LLEGA EL AMOR... QUÉ PASA CON EL MESSENGER ?
Existe una Ley que desearía aplicar en este apartado. Es la ley de Allen. Y ella dice: “Casi en todo es más fácil entrar que salirse”. Les convido un ejemplo para pensarlo.
Ella busca un hombre ingresando en un chat o inscribiéndose en sitios de búsqueda de parejas. Él hace lo mismo. Se remiten besos virtuales y finalmente hacen contacto. Se pasan sus emails y se encuentran en Messenger para dialogar.
Los dos saben que, a través del tiempo y por las circunstancias de la vida, están en la misma búsqueda. Los dos ya se han visto inscriptos en sitios similares buscando casi lo mismo. Sus nicks les resultan conocidos y repetidos en varias páginas. Hasta las fotos del otro recuerdan.
Conversan por Messenger. Hacen una cita y se ven personalmente. Salen varias veces. Se sienten a gusto. Construyen una mínima relación formal que es prácticamente un noviazgo.
Pero hoy, en este presente que ambos viven, no pueden dejar de preguntarse si la otra persona seguirá tratando de conocer gente por la red o si arrastra un pretendiente cibernético del pasado.
Ambos navegan a diario y observan que la otra persona continúa inscripta en los mismos sitios de búsqueda de pareja a través de los cuales llegaron a conocerse. Por lo cual, supone que su novia o novio seguirá recibiendo invitaciones para salir de otros navegantes.
Pensemos. Si ya conseguí lo que buscaba, para qué quiero seguir buscando? Es difícil despegarse de un hábito que se practicó durante algún tiempo. Probablemente el hombre o la mujer que logra su objetivo y encuentra el amor, pondrá todo de sí para abocarse a su nueva pareja, a su nueva esperanza. Pero nadie puede negar que este es un período de prueba. Alguien querría borrarse tan rápido de los sitios en los que con tanto esfuerzo y tiempo nos dedicamos a ingresar?. Porque seamos sinceros: si esta relación no prospera, deberé repetir todo el proceso de inscribirme, colocar foto, validar mi email, etc, etc. Qué debo hacer…? Y qué debo exigir…?
A veces me pregunto cómo se sale de esto. Cómo se hace para darle garantías a la otra persona. Cómo borrar de un día para el otro todos los contactos que uno generó durante cierto tiempo. Cómo confiar en el otro si los dos conocen este sistema. Cómo hacer una vida normal sin caer en la tentación. Supongo que se debe plantear un cambio de hábitos individual y en la pareja. Y seguramente esto no resulta simple.
En principio, hay que avisarles a todos los demás que uno ya no esta disponible. En los sitios de búsqueda de pareja, podemos dar de baja nuestra ficha o bien, modificar lo que dice la presentación con frases como “Ya encontré lo que buscaba!!!”. Este proceder es muy sencillo.
Y si uno quiere erradicar por completo la tentación mutua y ajena, debe hacer lo que nunca hubiera hecho. Hay que abrir el Messenger y eliminar a esos contactos con los que uno podría flaquear o con los que tal vez podría suceder algo.
Si encuentras al amor de tu vida o un lindo noviazgo a través de la red, es aconsejable alejarse del chat o el Messenger por un tiempo. El tiempo forzoso para darse cuenta que es preferible plasmar toda nuestra energía en esta oportunidad -sea hombre o mujer- la cual durante tanto tiempo buscamos. Esa es la forma de construir una relación sólida y durable.
Por eso, si el amor toca a tu puerta a través del Messenger, te aconsejo que luego de darle las gracias, le des la espalda. Nada mejor que alejarse. Toda tu energía, tu tiempo, tu creatividad y entusiasmo, deberían orientarse hacia esta nueva relación. Pero no dejes de darle las gracias al Messenger. No te olvides, en su virtud, esta también el pecado.
La ley de Allen, es inexorable.
EL TIEMPO
Todo elemento que se usa, tiene su método. Todo posee una manera funcional de utilizarse, con su técnica y su procedimiento. Lograr la habilidad total en el manejo de cualquier cosa, requiere como condición, su empleo con asiduidad. Cuanto más usamos un martillo, mejor sabemos clavar. Esa conducta repetitiva nos provee, luego de un tiempo, de la experiencia.
Para sacar todo el provecho que el Messenger nos tiene preparado, hay que utilizarlo con regularidad. Uno aprende, comprende y dimensiona cuestiones que nadie nos explica, no están en ningún manual y que sólo dependen de la experiencia personal. Y para ello se requiere “tiempo”.
El tiempo en Internet es relativo. Si uno apoya su mano en una estufa caliente por apenas unos segundos, le parecerán una eternidad. Si uno se conecta 2 horas a Internet, le parecerán apenas segundos.
Cuántas horas de nuestra vida perdemos (o invertimos) utilizando la red? Cuántas noches nos quedamos hasta casi la madrugada navegando? Quién no ha faltado a una cita o llegado tarde a un lugar por estar chateando? Quién no salió de su trabajo y fue a conversar por Messenger utilizando el horario de almuerzo? Cuánto tiempo hablamos en Internet con gente desconocida? Cuánto dinero gastamos por ese tiempo de conexión?
Me pregunto qué hacíamos antes de Internet. En qué invertíamos nuestro tiempo. Tal vez aplicábamos toda esa energía en un deporte o con los amigos. Quizás aprendíamos a tocar un instrumento musical o bien a desarrollar el arte de enamorar mujeres. Acaso éramos más sociables. Trato de imaginar a mi padre o mi abuelo un domingo por la noche sin Internet.
Hace muchos años la gente utilizaba el tiempo con otros fines: se congregaban y formaba su grupo de amigos, un club de barrio, una sociedad de fomento. Los jóvenes acompañaban en la tarea y en esos grupos nacían sus futuros amigos o la primera novia. Ya eso no existe.
Ahora los más jóvenes se socializan por Facebook, Twister, Blogs, grupos de discusión, foros especiales, comunidades propias y canales de chat temáticos. Y todo ello desde la soledad que nos impone un solo teclado. El mundo evoluciona, para bien o para mal. Las nuevas tendencias se abren paso como lo hace el pasto entre el cemento. Y nadie puede juzgar lo que está bien o esta mal. Es evolución.
El día tiene únicamente 24 horas y no pueden transformarse en más que eso. Para conversar con alguien a través del chat o el Messenger, se necesita tiempo. Cada uno de nosotros, de una manera u otra, buscamos la forma de hacernos de ese tiempo. Robamos minutos a otras cosas y se lo dedicamos a la red.
Cientos de empresas han establecido programas que impiden a sus empleados chatear, utilizar el Messenger o abrir paginas con contenido sexual. Otras, directamente, inhabilitaron el acceso a la web. Se comprobó que las horas efectivas de trabajo de cada empleado habían disminuido notablemente desde que podían acceder a Internet.
Es tan relativo el tiempo al navegar que, ciertos proveedores de Internet, ponen límites de tiempo al navegante para evitar que éste se extralimite. Incluso existen sitios que cortan automáticamente la conexión luego de un lapso preestablecido. Parece una actitud contraria al negocio de los grandes operadores, pero el cliente acepta esta opción con agrado y lo asume como una colaboración de la empresa ante la falta de autocontrol.
Dependiendo de la edad y de las obligaciones, uno puede destinar más o menos tiempo a navegar por la red. Jóvenes y adolescentes son quienes menos responsabilidades afrontan, por lo que la disponibilidad de tiempo es mayor. Imaginen hasta qué punto navegar y conocer gente ha modificado nuestro uso del tiempo, que paralelamente transformó nuestros hábitos. Existen muchas marcas de bebidas energizantes que son consumidas por los más jóvenes para evitar dormirse. El objetivo es sobrellevar el cansancio y aprovechar el tiempo hasta el límite máximo.
Conozco mucha gente que al principio, como también a mí me sucedió, pasaba horas y horas frente a la computadora. El tiempo volaba y las horas se consumían rápidamente. Pero a cada minuto uno aprendía algo nuevo, retomaba una charla pendiente o conocía una nueva persona que lo atrapaba. Y el reloj seguía girando.
Recordemos que cada minuto que pasamos conectados, es menos tiempo con nuestros hijos, con nuestros amigos, con nuestros hermanos, con nuestras parejas y con nosotros mismos.
Seguramente algún pensador contemporáneo hará, en algún momento, un exhaustivo análisis sobre la utilización del tiempo por parte del hombre en esta apasionante era cibernética de interconectividad.
Todo elemento que se usa, tiene su método. Todo posee una manera funcional de utilizarse, con su técnica y su procedimiento. Lograr la habilidad total en el manejo de cualquier cosa, requiere como condición, su empleo con asiduidad. Cuanto más usamos un martillo, mejor sabemos clavar. Esa conducta repetitiva nos provee, luego de un tiempo, de la experiencia.
Para sacar todo el provecho que el Messenger nos tiene preparado, hay que utilizarlo con regularidad. Uno aprende, comprende y dimensiona cuestiones que nadie nos explica, no están en ningún manual y que sólo dependen de la experiencia personal. Y para ello se requiere “tiempo”.
El tiempo en Internet es relativo. Si uno apoya su mano en una estufa caliente por apenas unos segundos, le parecerán una eternidad. Si uno se conecta 2 horas a Internet, le parecerán apenas segundos.
Cuántas horas de nuestra vida perdemos (o invertimos) utilizando la red? Cuántas noches nos quedamos hasta casi la madrugada navegando? Quién no ha faltado a una cita o llegado tarde a un lugar por estar chateando? Quién no salió de su trabajo y fue a conversar por Messenger utilizando el horario de almuerzo? Cuánto tiempo hablamos en Internet con gente desconocida? Cuánto dinero gastamos por ese tiempo de conexión?
Me pregunto qué hacíamos antes de Internet. En qué invertíamos nuestro tiempo. Tal vez aplicábamos toda esa energía en un deporte o con los amigos. Quizás aprendíamos a tocar un instrumento musical o bien a desarrollar el arte de enamorar mujeres. Acaso éramos más sociables. Trato de imaginar a mi padre o mi abuelo un domingo por la noche sin Internet.
Hace muchos años la gente utilizaba el tiempo con otros fines: se congregaban y formaba su grupo de amigos, un club de barrio, una sociedad de fomento. Los jóvenes acompañaban en la tarea y en esos grupos nacían sus futuros amigos o la primera novia. Ya eso no existe.
Ahora los más jóvenes se socializan por Facebook, Twister, Blogs, grupos de discusión, foros especiales, comunidades propias y canales de chat temáticos. Y todo ello desde la soledad que nos impone un solo teclado. El mundo evoluciona, para bien o para mal. Las nuevas tendencias se abren paso como lo hace el pasto entre el cemento. Y nadie puede juzgar lo que está bien o esta mal. Es evolución.
El día tiene únicamente 24 horas y no pueden transformarse en más que eso. Para conversar con alguien a través del chat o el Messenger, se necesita tiempo. Cada uno de nosotros, de una manera u otra, buscamos la forma de hacernos de ese tiempo. Robamos minutos a otras cosas y se lo dedicamos a la red.
Cientos de empresas han establecido programas que impiden a sus empleados chatear, utilizar el Messenger o abrir paginas con contenido sexual. Otras, directamente, inhabilitaron el acceso a la web. Se comprobó que las horas efectivas de trabajo de cada empleado habían disminuido notablemente desde que podían acceder a Internet.
Es tan relativo el tiempo al navegar que, ciertos proveedores de Internet, ponen límites de tiempo al navegante para evitar que éste se extralimite. Incluso existen sitios que cortan automáticamente la conexión luego de un lapso preestablecido. Parece una actitud contraria al negocio de los grandes operadores, pero el cliente acepta esta opción con agrado y lo asume como una colaboración de la empresa ante la falta de autocontrol.
Dependiendo de la edad y de las obligaciones, uno puede destinar más o menos tiempo a navegar por la red. Jóvenes y adolescentes son quienes menos responsabilidades afrontan, por lo que la disponibilidad de tiempo es mayor. Imaginen hasta qué punto navegar y conocer gente ha modificado nuestro uso del tiempo, que paralelamente transformó nuestros hábitos. Existen muchas marcas de bebidas energizantes que son consumidas por los más jóvenes para evitar dormirse. El objetivo es sobrellevar el cansancio y aprovechar el tiempo hasta el límite máximo.
Conozco mucha gente que al principio, como también a mí me sucedió, pasaba horas y horas frente a la computadora. El tiempo volaba y las horas se consumían rápidamente. Pero a cada minuto uno aprendía algo nuevo, retomaba una charla pendiente o conocía una nueva persona que lo atrapaba. Y el reloj seguía girando.
Recordemos que cada minuto que pasamos conectados, es menos tiempo con nuestros hijos, con nuestros amigos, con nuestros hermanos, con nuestras parejas y con nosotros mismos.
Seguramente algún pensador contemporáneo hará, en algún momento, un exhaustivo análisis sobre la utilización del tiempo por parte del hombre en esta apasionante era cibernética de interconectividad.
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ADICTOS
Ninguna adicción es buena. Hasta ahora, las adicciones más conocidas, estaban relacionadas con las drogas, el alcohol, el juego o el tabaco. Incluso encontramos adictos a la adrenalina, al amor, a los deportes extremos y a ciertos objetos como las armas.
Internet, por su parte, nos entrega el email, los chats, el Messenger, páginas de sexo y opciones de las más variadas que, lamentablemente, muchas personas adoptan como sustitutivos de lo real. Y allí se inicia la adicción.
Las causas para que un entretenimiento como éste se transforme en una adicción son variadas: la soledad de ciertas almas, dificultades para relacionarse en el mundo real, la baja autoestima, o la inseguridad, son algunas de ellas.
Se dice que Internet posee más de dos mil millones de navegantes, de los cuales doscientos millones son “adictos”. Personas que están frente al monitor por 5, 8, 12, 18 o 36 horas. Inclusive sin dormir. Navegantes que ubican a la computadora en el lugar principal de su casa y de su vida. Comen, beben y pasan sus horas junto al teclado.
Normalmente sufren trastornos del sueño, alimenticios, sociales y físicos de toda índole. Se aíslan del mundo real para “vivir” en el mundo virtual. Inician noviazgos con una dama lejana a la que nunca verán por decisión mutua. Tienen amigos desconocidos a los que conocen más que a sus hermanos. Desatienden los vínculos afectivos con familiares y ya no concurren a las reuniones sociales de antaño. Se los ve desaliñados y con falta de higiene personal. No realizan actividad física y aumentan otros vicios complementarios como el cigarrillo, el café o las bebidas energizantes. Destinan gran parte de su dinero a pagar su servicio de conexión, teclados, camaritas, micrófonos y también padecen todo tipo de carencias.
La mayoría de los adictos a Internet manifiestan ser conscientes de su enfermedad, pero sienten tanta felicidad al momento de estar conectados, que les resulta casi imposible deshacerse de este hábito.
Son personas que poseen en su interior una especie de rueda que cambia constantemente de la tristeza a la alegría, del gozo a la depresión, de la melancolía a la felicidad. Dice un proverbio que “Débil es aquel que permite que sus pensamientos controlen sus acciones. Fuerte es el que compele a sus acciones que controlen sus pensamientos”. Y aquí esta el secreto para no caer presa de una enfermiza adicción.
Cada uno de ustedes puede establecerse tiempos y momentos para navegar. Esta es una forma de no negarse la posibilidad de hacerlo, pero manteniendo un estricto control de horarios permite alejarse del fantasma de la adicción.
Los buenos hábitos son el secreto y la clave. Cuando uno es niño es esclavo de sus impulsos, pero a cierta edad, lo es de los hábitos. Por lo tanto, si vamos a ser esclavos de los hábitos, que sea de los buenos hábitos. Todos podemos navegar, chatear y disfrutar de las infinitas opciones que nos entrega Internet, pero limitemos nuestro comportamiento a fin de alejarnos de una actitud cerrada e impersonal.
Establezcamos horarios rigurosos de navegación y, simultáneamente, realicemos actividades físicas o sociales en el mundo real. Esto nos hará dignos de una mejor existencia, a sentirnos plenos y a saborear todas las opciones que nos da la vida.
ADICTOS
Ninguna adicción es buena. Hasta ahora, las adicciones más conocidas, estaban relacionadas con las drogas, el alcohol, el juego o el tabaco. Incluso encontramos adictos a la adrenalina, al amor, a los deportes extremos y a ciertos objetos como las armas.
Internet, por su parte, nos entrega el email, los chats, el Messenger, páginas de sexo y opciones de las más variadas que, lamentablemente, muchas personas adoptan como sustitutivos de lo real. Y allí se inicia la adicción.
Las causas para que un entretenimiento como éste se transforme en una adicción son variadas: la soledad de ciertas almas, dificultades para relacionarse en el mundo real, la baja autoestima, o la inseguridad, son algunas de ellas.
Se dice que Internet posee más de dos mil millones de navegantes, de los cuales doscientos millones son “adictos”. Personas que están frente al monitor por 5, 8, 12, 18 o 36 horas. Inclusive sin dormir. Navegantes que ubican a la computadora en el lugar principal de su casa y de su vida. Comen, beben y pasan sus horas junto al teclado.
Normalmente sufren trastornos del sueño, alimenticios, sociales y físicos de toda índole. Se aíslan del mundo real para “vivir” en el mundo virtual. Inician noviazgos con una dama lejana a la que nunca verán por decisión mutua. Tienen amigos desconocidos a los que conocen más que a sus hermanos. Desatienden los vínculos afectivos con familiares y ya no concurren a las reuniones sociales de antaño. Se los ve desaliñados y con falta de higiene personal. No realizan actividad física y aumentan otros vicios complementarios como el cigarrillo, el café o las bebidas energizantes. Destinan gran parte de su dinero a pagar su servicio de conexión, teclados, camaritas, micrófonos y también padecen todo tipo de carencias.
La mayoría de los adictos a Internet manifiestan ser conscientes de su enfermedad, pero sienten tanta felicidad al momento de estar conectados, que les resulta casi imposible deshacerse de este hábito.
Son personas que poseen en su interior una especie de rueda que cambia constantemente de la tristeza a la alegría, del gozo a la depresión, de la melancolía a la felicidad. Dice un proverbio que “Débil es aquel que permite que sus pensamientos controlen sus acciones. Fuerte es el que compele a sus acciones que controlen sus pensamientos”. Y aquí esta el secreto para no caer presa de una enfermiza adicción.
Cada uno de ustedes puede establecerse tiempos y momentos para navegar. Esta es una forma de no negarse la posibilidad de hacerlo, pero manteniendo un estricto control de horarios permite alejarse del fantasma de la adicción.
Los buenos hábitos son el secreto y la clave. Cuando uno es niño es esclavo de sus impulsos, pero a cierta edad, lo es de los hábitos. Por lo tanto, si vamos a ser esclavos de los hábitos, que sea de los buenos hábitos. Todos podemos navegar, chatear y disfrutar de las infinitas opciones que nos entrega Internet, pero limitemos nuestro comportamiento a fin de alejarnos de una actitud cerrada e impersonal.
Establezcamos horarios rigurosos de navegación y, simultáneamente, realicemos actividades físicas o sociales en el mundo real. Esto nos hará dignos de una mejor existencia, a sentirnos plenos y a saborear todas las opciones que nos da la vida.
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LOS ADOLESCENTES
Los cronistas más serios realizan extensas notas acerca de la influencia de Internet en los más jóvenes. Pero creo que para hablar del tema, deberían bajar hasta el campo de batalla.
Si me lo permiten, voy a establecer de manera antojadiza y sólo en función a este libro, un tope de edad para los adolescentes. La edad es 23 años. Si bien es cierto que todo el mundo utiliza el Messenger, las motivaciones y los fines cambian considerablemente de acuerdo a la edad del navegante.
La edad condiciona a cada individuo en sus manifestaciones y actitudes. Ir a fiestas, concurrir a locales bailables, frecuentar un grupo de amigos, mantener vida escolar o universitaria y usufructuar el inmenso tiempo libre en actividades intrascendentes, son actitudes de adolescentes. Y esta bien que así sea.
Para quienes tienen otro tipo de responsabilidades y tiempos, la vida social masiva está sensiblemente condicionada. A cierta edad, destinamos menos tiempo a las relaciones humanas masivas ya que las obligaciones laborales, los horarios trastocados y las actividades complementarias, nos impiden mantener el trajín de nuestros años mozos.
Como se observa, los adolescentes no tienen las mismas necesidades que los adultos. Para los adolescentes, Internet, el Facebook el Messenger, el chat, los sitios de búsqueda de pareja o los portales sexuales, son un “entretenimiento”. Tan simple como eso. Crecieron con ellos. Desde que tomaron por primera vez en su vida un mouse con la diestra, todo esto ya existía. Para ellos es parte de la vida. No es nuevo ni les cambió la forma de ver las relaciones humanas.
Estas cuestiones son fundamentales para que comprendamos sus actitudes frente a la red. Tal vez sean, por ejemplo, quienes más utilizan la cámara web a diferencia de los obtusos adultos que le temen a la exposición real y directa. Son ellos quienes viven, crean y sostienen Facebook o Twitter. Son ellos quienes más foros virtuales o grupos de discusión engendran. Son ellos quienes organizan durante la semana escolar o universitaria, la salida de fin de semana mediante el envío de un email masivo a todos sus contactos.
A pesar de que los índices demuestran una temprana edad en la iniciación sexual, los mancebos no persiguen la búsqueda de sexo como fin primero. El sentido del chat y el Messenger, trasunta para ellos por otros caminos.
Por supuesto que existen chicas y chicos que han encontrado en el chat o el Messenger una increíble manera de conocer gente y, como consecuencia de ello, tener encuentros sexuales. Claro que los hay.
Pasan horas frente a la computadora conversando con aquel amigo que vive a 1 cuadra de su casa o aquel otro que vieron hace apenas 5 minutos. Envían inmensas cadenas de emails con sus fotos, chistes o poemas amorosos.
El chat, los fotologs, el Facebook o Twitter son sus lugares favoritos. Son muy creativos en sus nicks y fueron ellos tb los ke inventaron akellas MaNeRaS eXTRaÑaS de eskribir. Mienten y juegan. Se hacen pasar por adultos, por amigas o por personas de otro sexo. Construyen perfiles falsos, envían fotografías ajenas y hasta son cachorros de hackers.
Cuando la edad de los chicos se acerca a los 23, otra es la cuestión. He conocido chicas entre 18 y 23 años que anhelaban relacionarse con un hombre cercano a los 30. Sin que ellas lo supieran, sus fantasías asomaban lentamente. Un viento de adultez les irrumpe en la cabeza. Buscan la protección y experiencia de un hombre adulto. Buscan que las observen paseando sobre un automóvil ultimo modelo. Buscan contarles a sus amigas lo maravilloso de una cena romántica, una noche de placer o ese viaje de fin de semana inolvidable. Internet, el chat, Facebook, Twitter y el Messenger son el ámbito más adecuado para conocer a esos hombres.
Los muchachos, del mismo modo, tienen sus deseos. Los precoces machos buscan una relación idílica con experimentadas y sabrosas mujeres mayores que ellos. Claro que a veces buscan y otras veces son cazados por ellas.
Niños de apenas 20 años son una preciada presa para una mujer separada de 30 y pico. Cuando no de 40. Y el Messenger les garantiza a los dos la charla y el contacto de manera cotidiana sin exponerse en lo más mínimo.
Chicas y chicos juegan on-line, escriben en sus muros de Facebook, se envían emails, coquetean, charlan inocentemente, se divierten y se asoman al sexo. Todo junto y al mismo tiempo. Todo gracias a la red. Algo vedado e inalcanzable en otros tiempos, ahora, a sólo un click de distancia.
Los cronistas más serios realizan extensas notas acerca de la influencia de Internet en los más jóvenes. Pero creo que para hablar del tema, deberían bajar hasta el campo de batalla.
Si me lo permiten, voy a establecer de manera antojadiza y sólo en función a este libro, un tope de edad para los adolescentes. La edad es 23 años. Si bien es cierto que todo el mundo utiliza el Messenger, las motivaciones y los fines cambian considerablemente de acuerdo a la edad del navegante.
La edad condiciona a cada individuo en sus manifestaciones y actitudes. Ir a fiestas, concurrir a locales bailables, frecuentar un grupo de amigos, mantener vida escolar o universitaria y usufructuar el inmenso tiempo libre en actividades intrascendentes, son actitudes de adolescentes. Y esta bien que así sea.
Para quienes tienen otro tipo de responsabilidades y tiempos, la vida social masiva está sensiblemente condicionada. A cierta edad, destinamos menos tiempo a las relaciones humanas masivas ya que las obligaciones laborales, los horarios trastocados y las actividades complementarias, nos impiden mantener el trajín de nuestros años mozos.
Como se observa, los adolescentes no tienen las mismas necesidades que los adultos. Para los adolescentes, Internet, el Facebook el Messenger, el chat, los sitios de búsqueda de pareja o los portales sexuales, son un “entretenimiento”. Tan simple como eso. Crecieron con ellos. Desde que tomaron por primera vez en su vida un mouse con la diestra, todo esto ya existía. Para ellos es parte de la vida. No es nuevo ni les cambió la forma de ver las relaciones humanas.
Estas cuestiones son fundamentales para que comprendamos sus actitudes frente a la red. Tal vez sean, por ejemplo, quienes más utilizan la cámara web a diferencia de los obtusos adultos que le temen a la exposición real y directa. Son ellos quienes viven, crean y sostienen Facebook o Twitter. Son ellos quienes más foros virtuales o grupos de discusión engendran. Son ellos quienes organizan durante la semana escolar o universitaria, la salida de fin de semana mediante el envío de un email masivo a todos sus contactos.
A pesar de que los índices demuestran una temprana edad en la iniciación sexual, los mancebos no persiguen la búsqueda de sexo como fin primero. El sentido del chat y el Messenger, trasunta para ellos por otros caminos.
Por supuesto que existen chicas y chicos que han encontrado en el chat o el Messenger una increíble manera de conocer gente y, como consecuencia de ello, tener encuentros sexuales. Claro que los hay.
Pasan horas frente a la computadora conversando con aquel amigo que vive a 1 cuadra de su casa o aquel otro que vieron hace apenas 5 minutos. Envían inmensas cadenas de emails con sus fotos, chistes o poemas amorosos.
El chat, los fotologs, el Facebook o Twitter son sus lugares favoritos. Son muy creativos en sus nicks y fueron ellos tb los ke inventaron akellas MaNeRaS eXTRaÑaS de eskribir. Mienten y juegan. Se hacen pasar por adultos, por amigas o por personas de otro sexo. Construyen perfiles falsos, envían fotografías ajenas y hasta son cachorros de hackers.
Cuando la edad de los chicos se acerca a los 23, otra es la cuestión. He conocido chicas entre 18 y 23 años que anhelaban relacionarse con un hombre cercano a los 30. Sin que ellas lo supieran, sus fantasías asomaban lentamente. Un viento de adultez les irrumpe en la cabeza. Buscan la protección y experiencia de un hombre adulto. Buscan que las observen paseando sobre un automóvil ultimo modelo. Buscan contarles a sus amigas lo maravilloso de una cena romántica, una noche de placer o ese viaje de fin de semana inolvidable. Internet, el chat, Facebook, Twitter y el Messenger son el ámbito más adecuado para conocer a esos hombres.
Los muchachos, del mismo modo, tienen sus deseos. Los precoces machos buscan una relación idílica con experimentadas y sabrosas mujeres mayores que ellos. Claro que a veces buscan y otras veces son cazados por ellas.
Niños de apenas 20 años son una preciada presa para una mujer separada de 30 y pico. Cuando no de 40. Y el Messenger les garantiza a los dos la charla y el contacto de manera cotidiana sin exponerse en lo más mínimo.
Chicas y chicos juegan on-line, escriben en sus muros de Facebook, se envían emails, coquetean, charlan inocentemente, se divierten y se asoman al sexo. Todo junto y al mismo tiempo. Todo gracias a la red. Algo vedado e inalcanzable en otros tiempos, ahora, a sólo un click de distancia.
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LAS AMIGOS VIRTUALES
Como resultado de las incansables búsquedas de relaciones y otras cuestiones, uno acumula contactos. De aquí y de allá. De nuestra ciudad y de otros piases. De otras provincias y de otros continentes.
Cuando uno se da cuenta que el contacto con la otra persona resultaría imposible, la relación pasa a ser diferente. Esa mujer o ese hombre, se convierten en “amigos virtuales”.
Los “amigos virtuales” son personas con las que, tal vez, jamás nos encontraremos. Hombres o mujeres que, incluso viviendo en la misma ciudad y por diferentes motivos, resulta utópico contactar en el mundo real.
A diario uno conversa con ellos. Y en el momento que tomamos conciencia que nunca nos encontraremos cara a cara, es cuando nos abrimos más a esa persona. Contamos a este amigo o amiga virtual, vivencias muy intimas o problemas personales que a ningún otro allegado le mencionaríamos siquiera.
Tengo amigas y amigos en México, Estados Unidos, Venezuela, Perú, Chile, Brasil, Suiza, España, Japón y Cuba. Algunos son argentinos viviendo allí y otros nativos. Unos cuantos más en casi todas las provincias de nuestro país. Con algunos dialogamos a diario aunque más no sea mediante un sencillo Buenos Días.
Los amigos virtuales se transforman en un grupo de afinidad personal, representada de manera gráfica. Constituyen ese grupo al que periódicamente saludamos. Algunas veces hablamos mucho. Otras veces no hablamos nada. Pero al verlos conectados, sentimos que “están allí”. Ver su email encendido y el icono del Messenger en verde, nos asegura su incondicional asistencia ante la menor pregunta. Sabemos bien que podemos contar con ellos. Es como la representación gráfica de la amistad ideal: los amigos siempre están.
Resulta extraño que uno termine conociendo tanto a una persona que no conoce. Y, al final de cuentas, que otro nos conozca tanto a nosotros. Normalmente las charlas con estas personas pueden dispararse hacia casi cualquier tema. Hablamos de sexo, novias, problemas familiares, crisis laborales, dudas existenciales o recetas de cocina.
Esto sucede tanto con hombres como con mujeres de todas las edades. Los amigos cibernéticos son muchas veces una contención. Si uno ingresa al Messenger y no encuentra conectada a tal o cual persona, seguramente despuntará la charla con uno de esos amigos virtuales.
Existen amistades virtuales que se extienden por años sin conocerse personalmente. Otros llegan a conocerse y otros se ven con asiduidad. Sin embargo, la comunicación a través del Messenger prosigue por siempre.
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SWINGERS, HOMOSEXUALES y HETEROSEXUALES.
SWINGERS, HOMOSEXUALES y HETEROSEXUALES.
Existen abundantes sitios que son utilizados por la comunidad swinger para poder relacionarse, causa primera de su existencia. Estos sitios no son ocultos ni tampoco inaccesibles. Los swingers manejan una doctrina y una manera de vivir el sexo poco conocida por el común de la población.
Solos y solas, parejas de novios y matrimonios bien constituidos se acercan a estos sitios en busca de nuevas experiencias y aventuras. Plasman sus fantasías de pareja con total sinceridad, pero con discreción, respeto y buen gusto. Dejan sus fotografías y explican lo que desean.
Para ponerse en contacto con otras parejas, solas o solos, por supuesto utilizan el email y el Messenger. A través del Messenger pueden charlar y conocerse lentamente. Se envían fotografías, se observan por webcam y entablan la relación. Las mujeres solas son más codiciadas en estos sitios. En cambio, los hombres, son considerados “una plaga”. Abundan por demás.
En dichas páginas, aunque ustedes no lo crean, pueden estar inscriptos sus vecinos, amigos, hermanas o padres. Incluso su esposo o esposa. Allí se evidencian los más profundos deseos y se manifiestan las simples o complejas fantasías sexuales que todos tenemos. Aquí todo vale y nadie juzga a nadie.
Idéntica situación se produce con los sitios para gays o lesbianas. Todos encuentran chats, páginas o foros en dónde corresponderse. Y siempre existen hombres o mujeres simples, padres de familia, profesionales renombrados, referentes de la comunidad y ciudadanos ilustres que ingresan aquí en busca de nuevas aventuras.
La sociedad “real” juzga fuertemente las actitudes sexuales de ciertas personas, por lo cual Internet se transforma en el terreno apropiado para que cada uno haga lo que le place. El anonimato propio de la red es el escudo perfecto para que hombres y mujeres dejen fluir sus fantasías y apetitos sexuales.
Si ustedes visitan regularmente salas de chat, encontraran nicks claramente tendenciosos. Homosexuales y bisexuales de ambos sexos muchas veces buscan “tentar” a otros navegantes con propuestas sexuales directas. Ya no sólo el nick expresa claramente su preferencia sexual, sino que además, pretenden despertar en cierta gente esa fantasía reprimida escribiéndoles “directamente la propuesta mediante un mensaje”.
Así encontramos hombres que ofrecen y prometen a otros hombres sexo oral rápido, gays adultos en busca de un muchacho joven y mujeres bisexuales casadas con deseos de incorporar a una tercera persona a su cama. La libertad sobre las preferencias sexuales es algo que defiendo con orgullo. Pero todas estas personas están violando las reglas. Simplemente porque existen en Internet sitios especializados para cada gusto o tendencia sexual y allí es donde se debe buscar a quien espera lo mismo.
Un caso curioso se presenta en los sitios de “escorts”, donde además de mostrarnos las fotos y destrezas de las diferentes señoritas o señores que ofrecen sus servicios sexuales, brindan la posibilidad de charlar con algunas de ellas a través del Messenger. Quién hubiera pensando que podríamos conversar con una prostituta en tiempo real desde el living de casa.
Las facetas más oscuras de los deseos sexuales tienen donde saciarse. Los lugares abundan. Las posibilidades están allí, muy cerca. Pero invariablemente es el Messenger el recurso elegido para charlar, conocerse, intercambiar fotos y coordinar los encuentros.
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PERSONAJES ON-LINE
Así como sucede en la sociedad real, la vida virtual también permite a cada integrante manifestar su personalidad. A decir verdad, no sólo su personalidad, sino también, su manera de comportarse mientras se encuentra conectado o dialogando con alguien. He aquí una antojadiza manera de catalogar a los diversos especimenes que componen, según su comportamiento, la maravillosa selva del Messenger. Veamos...
El Pesado: Este ocupa el primer lugar de nuestra representativa lista. Es el clásico personaje que a toda hora esta conectado. No le importa que hayas puesto No disponible, Ausente o lo que sea, simplemente te habla y te habla y tucutún, tucutún, tucutún. Tus parlantes no paran de sonar.
El indeciso: Entra y sale del Messenger unas 750 veces por segundo con los consecuentes Tun Tun Tun y el cartelito que indica su ingreso al sistema.
El loco del Enter: Este espécimen no es que sea nervioso, pesado o mala persona. Simplemente cree que cada frase no puede contener más de 3 palabras. Tiene la paranoia interna de que si no estamos leyendo constantemente sus líneas, nos vamos a desconectar o suicidar con el Mouse. De manera que, como resultado, lo que obtenemos es una conversación telegráfica línea a línea. Si tenemos los parlantes encendidos peor todavía.
El anónimo: Es la persona que piensa que tu memoria es tan, pero tan grande, que podes recordar su email perfectamente. Y como piensa eso, se cambia a diario el nick para poner una frase elocuente que lo hace verse “inteligente”. Si, este es el ejemplar que te empieza a hablar y a hablar y uno se pregunta ¿Pero quien cuernos es esta persona? Lo peor de todo es cuando te dice: ¡Soy yo... Juan.... no te das cuenta quién soy?!!. Claro, es perfectamente normal que uno deba asociar a marute88tgp@hotmail.com con Juan.
El Confesor: Cuando son muy allegados tuyos no sucede nada. Pero cuando es alguien que ni siquiera conocemos, uno se ríe mucho enterándose de las cosas que le pasan. Que sus problemas en el trabajo, que si se peleó con la novia, que si paga mucho de luz, que no aprobó un examen, que patatín, que patatán.
El Informante: Este es el que te dice por su nick de Messenger lo que está haciendo a cada segundo de su vida. Así es que uno lee al lado de su nick “Estudiando”, “Fui al Súper”, “Limpiando la casa”, “Cocinando”. Digo yo: ¿para que existe el No Disponible?.
El Ermitaño: Esta persona es la que tiene el cartel de “No Disponible” eternamente, las 24 horas del día, los 365 días del año. Pero lo bueno de saber que el otro es un “Ermitaño” es que también sabemos que realmente “sí esta allí”, sólo que está en lo suyo. Es muy placentero bombardearle con mensajes la ventana de conversación a un “Ermitaño” porque sabes que sin dudas está ahí y que lo va a leer.
El Pensador: Es el típico navegante que pone al lado del nick una pequeña frase inspiradora. Son dichos agradables de leer y uno sabe quién es la persona con sólo leer su eterno y siempre igual “nick pensado”.
El Pensador lacrimógeno: Este es un subtipo más espiritual e introspectivo. Una vez que lees su nick, necesitas 10 minutos para salir de un pozo de melancolía, depresión y recapacitación interna profunda.
El Pensador creativo: El último de los tipos de pensadores que se caracterizan por cambiar todos los días, religiosamente, la frase que sigue a su nick, dando “vida” a su Messenger con un abanico de elocuencias.
El Conservador: No es falta de creatividad ni pereza. Él no molesta a nadie con su actitud. Únicamente que el perezoso usa el mismo nick casi desde que instaló Windows.
El Artista: El arte digital existe. Más aún para este personaje que completa su nick con miles de caracteres extraños y, como si eso fuera poco, lo adorna con varios emoticones que no vienen al caso.
El Casanovas: Aquí nos encontramos con aquel personaje cuya lista de contactos esta llena de emails de chicas que fue acopiando merced a sus largas noches por chats de todas latitudes.
El Renegado: Este navegante es aquel que se siente desamparado y afligido porque uno no le habla en el Messenger. Inclusive aunque él se muestre No Disponible o Ausente. Sin rodeos le hace sentir a uno el “deber” cotidiano de mantener con él al menos una conversación al día. De lo contrario te acusa de ignorarlo.
El Evadido: Seguramente en tu lista hay varios de este tipo. Son aquellos que llevan meses e incluso años “Sin Conexión”. Eternamente en rojo. Los típicos que cambian de cuenta y no avisan.
Los Monosilábicos: Los hay de ambos sexos, pero los hombres son más proclives. Podes contarles tu vida que cada 10 o 20 líneas tuyas, lanzarán un escueto “Sí”, “Claro”, “Entiendo”, “Ok...”.
El indeciso: Entra y sale del Messenger unas 750 veces por segundo con los consecuentes Tun Tun Tun y el cartelito que indica su ingreso al sistema.
El loco del Enter: Este espécimen no es que sea nervioso, pesado o mala persona. Simplemente cree que cada frase no puede contener más de 3 palabras. Tiene la paranoia interna de que si no estamos leyendo constantemente sus líneas, nos vamos a desconectar o suicidar con el Mouse. De manera que, como resultado, lo que obtenemos es una conversación telegráfica línea a línea. Si tenemos los parlantes encendidos peor todavía.
El anónimo: Es la persona que piensa que tu memoria es tan, pero tan grande, que podes recordar su email perfectamente. Y como piensa eso, se cambia a diario el nick para poner una frase elocuente que lo hace verse “inteligente”. Si, este es el ejemplar que te empieza a hablar y a hablar y uno se pregunta ¿Pero quien cuernos es esta persona? Lo peor de todo es cuando te dice: ¡Soy yo... Juan.... no te das cuenta quién soy?!!. Claro, es perfectamente normal que uno deba asociar a marute88tgp@hotmail.com con Juan.
El Confesor: Cuando son muy allegados tuyos no sucede nada. Pero cuando es alguien que ni siquiera conocemos, uno se ríe mucho enterándose de las cosas que le pasan. Que sus problemas en el trabajo, que si se peleó con la novia, que si paga mucho de luz, que no aprobó un examen, que patatín, que patatán.
El Informante: Este es el que te dice por su nick de Messenger lo que está haciendo a cada segundo de su vida. Así es que uno lee al lado de su nick “Estudiando”, “Fui al Súper”, “Limpiando la casa”, “Cocinando”. Digo yo: ¿para que existe el No Disponible?.
El Ermitaño: Esta persona es la que tiene el cartel de “No Disponible” eternamente, las 24 horas del día, los 365 días del año. Pero lo bueno de saber que el otro es un “Ermitaño” es que también sabemos que realmente “sí esta allí”, sólo que está en lo suyo. Es muy placentero bombardearle con mensajes la ventana de conversación a un “Ermitaño” porque sabes que sin dudas está ahí y que lo va a leer.
El Pensador: Es el típico navegante que pone al lado del nick una pequeña frase inspiradora. Son dichos agradables de leer y uno sabe quién es la persona con sólo leer su eterno y siempre igual “nick pensado”.
El Pensador lacrimógeno: Este es un subtipo más espiritual e introspectivo. Una vez que lees su nick, necesitas 10 minutos para salir de un pozo de melancolía, depresión y recapacitación interna profunda.
El Pensador creativo: El último de los tipos de pensadores que se caracterizan por cambiar todos los días, religiosamente, la frase que sigue a su nick, dando “vida” a su Messenger con un abanico de elocuencias.
El Conservador: No es falta de creatividad ni pereza. Él no molesta a nadie con su actitud. Únicamente que el perezoso usa el mismo nick casi desde que instaló Windows.
El Artista: El arte digital existe. Más aún para este personaje que completa su nick con miles de caracteres extraños y, como si eso fuera poco, lo adorna con varios emoticones que no vienen al caso.
El Casanovas: Aquí nos encontramos con aquel personaje cuya lista de contactos esta llena de emails de chicas que fue acopiando merced a sus largas noches por chats de todas latitudes.
El Renegado: Este navegante es aquel que se siente desamparado y afligido porque uno no le habla en el Messenger. Inclusive aunque él se muestre No Disponible o Ausente. Sin rodeos le hace sentir a uno el “deber” cotidiano de mantener con él al menos una conversación al día. De lo contrario te acusa de ignorarlo.
El Evadido: Seguramente en tu lista hay varios de este tipo. Son aquellos que llevan meses e incluso años “Sin Conexión”. Eternamente en rojo. Los típicos que cambian de cuenta y no avisan.
Los Monosilábicos: Los hay de ambos sexos, pero los hombres son más proclives. Podes contarles tu vida que cada 10 o 20 líneas tuyas, lanzarán un escueto “Sí”, “Claro”, “Entiendo”, “Ok...”.